El cuerpo de las mujeres siempre ha sido utilizado en todas las guerras como campo de batalla, como posesión que arrebatarse quienes luchan en el campo de batalla como gallos de corral, pero en una pelea que, lejos de ser a dos, nos involucra a casi todo el mundo.
Hace mucho tiempo que contemplo desolada como se les erizan los pelos a estas dos humanas ante esos espacios públicos de paises musulmanes que siempre muestran una marea humana masculina.Unos espacios donde las mujeres no existen. Ahora, la crónica de Tere Molla, después de su viaje a Palestina, nos explica como las utilizan en nombre de una patria y un estado que invocan a sus dioses para hacerles incluso creer, en una demostración de cinismo inigualable, que sometiéndose a los designios divinos de todos estos gallos de corral, están liberandose.
Crónica de Tere Molla
Después del reciente viaje a Palestina me quedé fuertemente impresionada por el altísimo índice de natalidad existente entre las mujeres palestinas. Ellas, en las reuniones que mantuvimos con sus asociaciones, lo explicaban como una nueva forma de lucha por sus derechos, como un nuevo feminismo, además de ser contemplado como un deber patriótico. Pero aún así, me costaba mucho de entender hasta que hace unos días leí en un documento que cayó en mis manos que la cuestión real es otra. Se trata de una estrategia política para poder mantener la distancia demográfica con Israel. De esta manera también integran la lucha contra el estado ocupante, en su propio cuerpo de mujeres. Así las cosas y, teniendo en cuenta que Israel también realiza políticas activas para el crecimiento demográfico, nos encontramos con que tanto los dirigentes palestinos como los judíos están utilizando los cuerpos de las mujeres como campos de batalla, sin tener en cuenta las propias decisiones personales de estas, ni su derecho a poder decidir sobre su propio cuerpo.
De este modo puedo entender el gran número de niñas y niños palestinos muertos en la ofensiva de Gaza. No se trata sólo de destruir, se trata de matar criaturas, para así evitar que en un futuro se sigan reproduciendo.
Me parece todo tan complicado, tan agresivo, tan doloroso que aún entendiéndolo, me sigue pareciendo una barbarie.
Las mujeres tenemos derecho a decidir libremente sobre nuestro propio cuerpo y ningún estado, ni ninguna estrategia ha de impedirnos ser las únicas dueñas absolutas de nuestro cuerpo. Pero veo que no es así y que nos siguen usurpando nuestra intimidad, nuestra capacidad reproductora en aras de los intereses de otros. Y lo que es peor, todo ello, además negándonos la capacidad del placer.
Y de nuevo surgen de las tinieblas, como negros fantasmas, los dogmas de las religiones, de cualquiera de ellas.
Son esos, los dogmas y los ritos y las creencias religiosas las que separan a las personas de ser personas con una cierta objetividad sobre lo que ocurre en nuestro entorno, de ser personas sectarias y dogmáticas dispuestas a todo con tal de defender a ese dios que representa su esencia vital.
Por ese sectarismo religioso de cualquier color, ha habido guerras a lo largo de la historia y siempre se repite el mismo patrón: la defensa a ultranza de los mandatos religiosos frente a otras creencias o frente al cuestionamiento de esos planteamientos.
Y tanto derramamiento de sangre, siempre ha llevado pareja la utilización de los cuerpos de las mujeres, bien como armas de guerra con violaciones y humillaciones de todo tipo, o bien haciéndolas parir para dar más hijos a la causa de turno. O ¿Acaso no recordamos la limpieza étnica de la última guerra de los Balcanes, en donde las mujeres eran violadas, secuestradas y obligadas a parir en condiciones terribles para así deshonrarlas ante sus familias y aceptar un hijo, nieto o sobrino engendrado por el agresor?
Es terriblemente doloroso para mí tener que aceptar que estos hechos ocurren, que están ocurriendo ahora mismo en cualquier conflicto armado vivo del planeta. Pensar en los cuerpos de mujeres como campos de batalla en donde se dirimen conceptos como estados, comunidades, o congregaciones me parece una barbaridad difícil de aceptar, pero es lo que está ocurriendo.
El dolor de la aceptación de esta realidad lleva implícito un compromiso contra este tipo de situaciones. Y una forma de luchar contra ello es dándolo a conocer.
Así las cosas, a las mujeres palestinas y a tantas otras mujeres del mundo, les seguirán arrebatando la decisión sobre algo tan íntimo como lo es su relación con su propio cuerpo y su decisión de ser madres o no y seguirán siendo utilizadas como un campo de batalla más en donde construir la ansiada nación palestina libre, pero ¿A qué precio?
Ontinyent, 1 de febrero de 2009.
Teresa Mollá Castells
tmolla@teremolla.net
Mujeres Feministas.Nos refocila Ventilar y Oxigenar neuronas. Compartir con miembros y miembras gourmets de la Ironía y el Humor, nuestros elementos de análisis. Observar, desde el feminismo, para intentar que hombres y mujeres cambiemos las reglas del juego social, borrando el sexismo de nuestras vidas ¡GRACIAS POR VENIR PASEAR Y COMPARTIR! fuimos KOSKA Y FREIXA. EL #TERRORISMO MACHISTA PROVOCA QUE CUALQUIER CONTENIDO DE ESTE BLOG SIGA DESGRACIADAMENTE VIGENTE
PARA QUE NADIE SE LLAME A ENGAÑO....
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Para ambas dos y l@s que quieran...
Entiendo bien lo que dice Tere, yo misma visité Paalestina hace cuatro años y así es. Así de terrible, pero hay una cuestión de fondo... En el caso de Israel es vergonzoso. En los barrios ortodoxos, aquellas mujeres que acompañan a los tipos, todas con idéntica peluca ( su religión las lleva a cortarse el pelo al cero como medida a favor de la "moralidad") y todos los pequeños, famílias muy numerosas, creciendo, aactivándo úteros para la propagación de la especie. Y así en Palestina, sí, pero...El matiz.
Palestina es un país tan diezmado, desde hace cuarenta años no levanta cabeza, de modo que es mucho pedir que en estas condiciones de acecho quede algún resquicio de "inteligencia emocional" que lleve a buscar soluciones para las mujeres. Efectivamente el mundo musulmán es machista hasta lo infernal, pero es que estas mujeres que han visto morir a sus hijos una y otra vez, y otra, aún que nos parezaca cínico, de momento, sólo pueden ver el hecho de engendrar como su forma de contribuir a la lucha porla indepencencia de su pueblo. Emocionalmente necesitan, no sólo restituir a los hijos perdidos si no también contribuir, sentirse útiles...La locura es grande, pero puedo llegar a comprender su situación e incluso que lo vivan como una forma de feminismo. Tienen una prioridad de pueblo.
Aún que me parezca perverso, lo entiendo.
Lo que no entiendo ni disculpo es a la mujer burguesa israelita, la judía ortodoxa, que dá su cuerpo al varón para concebir varones y hembras para cumplir el servicio militar obligatorio haciendo de soldados contra Palestina. Porque las israelitas sí tienen información. Y mucha.
Bueno...un apunte. Muaks
Publicar un comentario